Qué cosa rara, ¿verdad? Esta mañana he subido a un templo construido en honor al Dios hindú Shiva. Es un lugar de peregrinación de los sadhus (los santones hinduistas) de la zona. Y como veis, muchos de ellos, dejan sus tridentes (uno de los utensilios que les caracterizan) al lado del templito. Chatarrería mística, vamos.
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