Otro día que no olvidaré en mi vida. Es domingo y hemos ido por la mañana a Harajuku, una zona cercana al Yoyogi Park. Es allí donde se juntan las llamadas lolitas góticas. Y madre mía, casi se me rompe el cuello de tanto mirar a estas chicas tan simpáticas y tan curiosas. Al abuelo Epón le habría dado un síncope viendo a toda esta gente con esa ropa tan estrafalaria.
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