jueves, 13 de noviembre de 2008

En realidad no me pesa tanto la cabeza


No llegué por casualidad a Chile, allí me esperaban Nico, Daniela y la pequeña Lupe. Valparaíso, y al fondo Viña del Mar. Cada día amo más el acento chileno: sus "pos", que todo sea una "huevá", "sicosear" y los benditos "curaos" de esta para siempre mi tierra chilena.

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