miércoles, 31 de octubre de 2007

En Nara


Estoy en Nara, una ciudad situada cerca de Kyoto. Es conocida por la abundancia de ciervos y de colegiales. Y sinceramente me gustan más los primeros que los segundos. Los niños no han dejado de sobarme ni un segundo. A ratos son cansinos, pero sólo a ratos.

martes, 30 de octubre de 2007

La lonja de Tokio


Si yo parezco Jesucristo iluminado en esta foto, el señor que está a mi derecha debe de ser el anticristo. Esta mañana hemos madrugado para ir a la lonja del puerto de Tokio. La que tienen liada. Cómo les gusta el pescado a mis amigos japos. Desgraciadamente también hemos visto carne de ballena… una pena.

lunes, 29 de octubre de 2007

Ay, las lolitas góticas!!!!


Otro día que no olvidaré en mi vida. Es domingo y hemos ido por la mañana a Harajuku, una zona cercana al Yoyogi Park. Es allí donde se juntan las llamadas lolitas góticas. Y madre mía, casi se me rompe el cuello de tanto mirar a estas chicas tan simpáticas y tan curiosas. Al abuelo Epón le habría dado un síncope viendo a toda esta gente con esa ropa tan estrafalaria.

domingo, 28 de octubre de 2007

Los amigos de Keiko y Yutaka


Estos son dos amigos que viven con Keiko y Yutaka en su apartamento de 30 metros cuadrados. Y es que si en España la burbuja inmobiliaria nos ha hecho valorar el espacio, en Japón no les caben en las casas una pastilla de jabón y una pata de jamón. Jode con la rima!!!!

sábado, 27 de octubre de 2007

Mascotas imposibles


Ya sé que lo que os voy a decir os va a resultar chistoso y que muchos de vosotros no os lo vais a creer, pero ahí va: El que está a mi lado es la mascota de la policía tokiota. Sí, es verdad que los japoneses son un poco… tirando a freakies, pero ¿alguien se imagina cómo sería la mascota de la Guardia Civil?

viernes, 26 de octubre de 2007

Tokio Orange


Ya pensaba que no nos íbamos a mover más, pero estos chicos no paran, así quie me han vuelto a meter en la mochila y sorpresa: Sííí, estoy por fin en Tokio, y justo cuando estoy leyendo 'Tokyo Blues', la preciosa novela de Haruki Murakami (Sí, que pasa los muñecos también leemos). Estoy con Keiko y Yutaka, los amigos japos que conocía en Colombia. Prometimos venir a verlos, pero yo pensé que era con la boca pequeña. Para nada. Aquí estamos. Y estoy flipando.