Parezco un legionario. Lo que se ve al fondo es el Canal de Panamá, con el de Suez, el más famoso del mundo. Lo que está debajo de mí son los tapices que hacen las indias kuna. Se llaman molas. ¿A qué molan?
“Estoy en Panamá, mirando Panamá… en un mapa”. La que me sujeta es Keiko, que junto a su chico, Yutaka, van a estar tres años dando la vuelta al mundo. El español de Keiko es tan divertido. A las bellotas les llama “nueces con boina”.
Los kuna son unos indígenas que viven en unas islas cercanas a la costa panameña. Hemos pasado allí unos días, cerca de la frontera con Colombia, donde se extiende la tupida selva de Darién. Por allí nadie habla español. La niña albina destaca más que yo, ¿eh?
Soy el bisnieto del que salía junto a su inseparable amigo Blas en Barrio Sésamo. De mi bisabuelo recuerdo su candidez, aquel peinado tan surrealista, su estridente risa y esa voz susurrante. Nadie como él.
Seguro que muchos pensáis que los muñecos sólo respondemos a estímulos tipo José Luis Moreno (odio a ese tipo). Pero no: ¿no recordáis al abuelo de Fraguel Rock? ¿Y al gnomo de Amelie? Somos mucho más autónomos de lo que podáis pensar. Este blog es una buena muestra de ello. Mi bisabuelo cruzó fronteras: En los países anglosajones le conocían por Ernie y en Latinoamérica como Enrique. Así que un día pensé: ¿Por qué no yo? ¿Por qué no emular a todos ellos?
La historia es más o menos así: Me regalaron para ser la compañía de dos gatos, luego un humano me robó de la casa de los gatos, me colocó en una torreta llena de píldoras y cuando me di cuenta estábamos viajando hacia Asia para dar la vuelta al mundo. El resto está en imágenes.