Parece que me he quedado fusilado mirando al sol. Es que no hay nada más imprevisible que los cielos africanos, y de los cielos las puestas de sol. ¡Espléndidas y esplendorosas! Por cierto, con lo guarrete que me habéis visto en otras ocasiones ya percibís que esta vez vengo a mantel puesto. A vosotros os lo digo: ¡Que me han tratado como si fuese el príncipe de Zamunda! Ni tú te podrías quejar Blas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario