Se me ve feliz, ¿eh? La verdad nunca pensé que fuese a volver a Katmandú. Es cierto que dejé buenos amigos allí, pero la vida de un peluche no es eterna. Ya sabéis, todo empieza por un pequeño agujero y se te puede deshilachar todo el cuerpo en un segundito. Por eso estoy tan contento, por que he vuelto a esta ciudad tan especial, por eso, por esos cielos y por las montañas que se ven a lo lejos.
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