miércoles, 9 de septiembre de 2009

¿Esto qué es lo que es?



Y es que el artefacto este no paraba de dar vueltas. Y yo venga y venga a fijarme en todo. Acabé medio mareado, claro. Lo bueno de Japón es que te encuentras con las cosas más inverosímiles. Justo cuando pensabas que algo no existía, ¡zas!, te das de bruces con ello.

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