
Aquí estoy tumbado en uno de los ashrams (centros de meditación) de Rishikesh, también en India. Lo malo es que cierran a las 10 de la noche y no puedo trasnochar. El recepcionista lleva un pañuelo que le cubre el cuello… se parece a Doña Rogelia, aquel muñeco de los 80.
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