Pues sí, mi querida Madrid. Y es que no hay nada como irte lejos para echar de menos a Gallardón. Y si el termómetro baja de los 20 grados bajo cero, empiezas a delirar y a añorar hasta a Espe. Cosas del frío.
lunes, 25 de enero de 2010
Iglú
Lo que veis no es una discoteca, de esas que se han puesto de moda últimamente en las grandes ciudades de Occidente. Entras-pagas-te dan un plumas-te tomas una copa-hace frío-te vas. No, en Laponia, los iglús son como los bares. Por cierto, ¿dónde hay más bares en todo Finlandia o en el barrio de Vallecas? Ahí os dejo pensando. Nos vemos en el camino.
Entre huskies
Korka Tarha
Ese señor tan alto
Y es que en Finlandia, queridos, en Laponia (Lapoña para la gente de pueblo), los muñecos de nieve son eminencias a las que todo el mundo pide su opinión. Personajes insignes de un tamaño descomunal. Y viven años y años, no como los españoles, que llevan la fecha de caducidad en la zanahoria que les ponen nariz.
En el Círculo Polar Ártico
domingo, 24 de enero de 2010
Soloko Etxe: Chocolate Caliente
¡Athletic aurrera!
Si alguna vez llegáis a Bilbao y oís el rugido de una fiera, no os asustéis (o por lo menos no demasiado), seguramente será algún jugador del Athletic que ha terminado el entrenamiento. Y es que el Athletic es mucho Athletic, equipo aguerrido con jugadores de esos que uno elegiría para pernoctar en un cementerio.
Que no es Bilbo Bolsón
Hace muchos años, en Bilbo
Nunca es tarde si la dicha es buena (los antiguos, como casi siempre, tenían razón). Y es que estuve en Bilbao cuando Ibarretxe era todavía lehendakari, nuestro querido doctor Spock. A veces los viajes (el mío a Euskadi) y las fotos (éstas que vais a ver) tardan en llegar... PERO LLEGAN. Me siento ikurriño.
martes, 5 de enero de 2010
Y además... este póster
El regalo de Keiko

Si seguís este blog habitualmente ya sabéis quienes son Keiko y Yutaka. Los conocí en la frontera entre Panamá y México, luego pasamos unos días entre los indios kunas, seguimos viaje hasta Panamá City, nos reencontramos en México, les visité en Japón y finalmente ellos me devolvieron la visita el año pasado. Desde el país del Sol naciente me llega este sello: calaberitas y diablitos. ¡Qué viva México, cabrones!
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